Una petición absurda o elucubraciones de una mente ociosa


Uno de los columnistas del periódico digital Acento, publicó el 9 de septiembre del 2015, un artículo titulado “Eliminar la biblia de la Bandera Nacional.” Dicho artículo, plantea que debe eliminarse del Escudo Nacional la Biblia que está colocada en el centro de este, ya que, según el autor, los valores patrios deben ser más neutrales, porque  considera que Dios es un ser fruto de la ficción. A pesar de los argumentos que el autor esgrime a favor de su posición, hemos podido identificar algunas fallas en ellos.
Pero antes de ver las fallas argumentativas del artículo, vamos a exponer algunas ideas importantes acerca del cristianismo que todo lector sensato debe considerar. En primer lugar, de todas las grandes religiones del mundo, ninguna ha contribuido tanto a la cultura como lo ha hecho el cristianismo. Obviamente, nos referimos en una primera fase a los países de Occidente, pero también a otros países que, a pesar de no ser cristianos han disfrutado de los valores que este enarbola. Ejemplo de ello es la tolerancia.

T. S. Elliot, poeta y ensayista anglo estadounidense, dice que el cristianismo ha hecho de Europa lo que es. “Nuestras artes se desarrollaron  dentro del cristianismo, las leyes hasta hace poco tenían sus raíces en el y es contra el fondo del cristianismo que se desarrolló el pensamiento europeo. Un europeo puede no cree que la fe cristiana sea verdadera, y, sin embargo, aquello que dice, cree y hace, proviene de la fuente del legado cristiano y depende de ella su sentido. Solo una cultura cristiana podía haber producido a Voltaire o Nietzsche. Yo no creo que la cultura de Europa sobreviria a la desaparición de la fe cristiana”.  (Citado por Mario Vargas Llosa en La Civilización del Espectáculo).

Ya la Ilustración y propiamente la Modernidad, han demostrado que sacar a Dios del escenario de la vida de las personas no es la solución a los grandes males de la humanidad. Es todo lo contrario, es la agudización de esos males ya que no se cuenta con un referente con características especiales e inmutables que permitan saber con claridad cuando se está actuando con justicia o no, o peor aún, con racionalidad o irracionalidad, porque aunque sea una sorpresa para muchos, el ser humano es más racional y piensa mejor cuando está cerca de Dios.  Dejar a Dios fuera de todas las actividades humanas, ha demostrado  que la consigna del Humanismo, de que el hombre es la medida de todas las cosas, y a la vez, el centro de toda atención, no ha contribuido al progreso de la Humanidad. El paraíso que prometía la razón, ha sido, para decirlo de algún modo, totalmente infernal. T. S. Elliot, con gran acierto, continua diciendo lo siguiente: “El dios único e impensable de los judíos esta fuera de la razón humana- es solo accesible a la fe- y fue el que cayó víctima de los philosophes de la Ilustración, convencidos de que con una cultura laica y secularizada desaparecerían la violencia y las matanzas que trajeron consigo el fanatismo religioso, las practicas inquisitoriales y las guerras de religión. Pero la muerte de Dios no significo el advenimiento del paraíso a la tierra, sino más bien del infierno… El mundo, liberado de Dios, poco a poco fue siendo dominado por el diablo, el espíritu del mal, la crueldad, la destrucción, lo que alcanzara su paradigma con las con las carnicerías de las conflagraciones mundiales, los hornos crematorios nazis y el Gulag soviético”.

Estas ideas confirman que la vida sin Dios no hace que los seres humanos vivan mejor y sean más felices. La cultura laica y secular no garantizó el desarrollo pleno al que el conjunto de los seres humanos aspiraba. El laicismo no es más que la excusa para atropellar a los demás. Además de que un sistema así de pensamiento, constituye en una impostura de la homogeneidad. Si realmente creemos en la interculturalidad y en la verdad, por qué no dejamos que las diversas posiciones coexistan y prime aquella que sea la verdad. El laicismo y el secularismo son conceptos tiranos en este siglo. Es lo que ocurre con la homosexualidad. ¿Por qué debo aceptar la posición y la preferencia sexual de otro, si ese otro no acepta mi posición y preferencia religiosa? El laicismo solo busca un punto de encuentro donde armonicen las ideologías, pero siempre a favor del secularismo que no es nada más y nada menos que la “religión de la razón o la antireligión”. Pero vemos los frutos del laicismo, frutos podridos llenos de superficialidad y vacío existencial, donde cada quien quiere construir su propio verdad, como si el descubrimiento y el apego a la verdad fuera una atribución propia de la subjetividad. 

La postmodernidad no es la mejor época que nos ha tocado vivir, porque cuando un ser humano no sabe lo que quiere, no posee una escala de valores mayor que el mismo, y no tiene ningún referente, es una vida hueca, liquida e intrascendente. James Emery White señala con certeza que “Los hombres y las mujeres que vivieron durante la era medieval  sabían que vivían a plena vista del Dios viviente. Así que aunque los hombres y las mujeres todavía pecaban y quedaban lejos de la gloria de Dios- y muchos lo hacían sin ninguna vergüenza-, sabían de que estaban lejos, y, lo que es más importante, de Quien estaban lejos.” (James Emery White, Tiempos peligrosos).

Habernos alejado del fundamento en el que estaban sustentadas las grandes naciones de hoy, es lo que ha deteriorado nuestras vidas. La Universidad de Harvard cuando fue fundada tenia bien claro el propósito de la vida. “Que cada estudiante sea claramente instruido, y sinceramente presionado, a considerar bien que el principal fin de esta vida y de los estudios es conocer a Dios y a Jesucristo, que es vida eterna, Jn. 17:3, y por tanto a poner a Cristo en el fondo, como el único fundamento de todo conocimiento y doctrina sanos” (Declaración de misión de la fundación de la universidad de Harvard, 1643).

Las ideas expuestas en los párrafos anteriores nos hablan de lo bien y lo mucho que ha contribuido el cristianismo al mundo. Veamos entonces, ahora, algunas fallas que se puede constatar en el mencionado artículo.

El primer error que usted comete en su argumentación es la mala conceptualización que usted hace de la palabra “teocracia”. El hecho de que nuestro país cuente con un lema como “Dios, patria y libertad”, no quiere decir que los que dirigen los destinos de la Nación están siendo guiados por Dios. El hecho de que ellos juren por Dios no quiere decir que ellos cuentan con el aval de Dios para gobernar. Eso es simplemente puro formalismo. Los cristianos evangélicos sabemos muy bien que una cosa es conocer de Dios y otra muy distinta, conocer a Dios. El verdadero cristianismo tiene que ver con una persona y con una relación, y esa persona es Cristo Jesús.

El segundo error que usted comente en su argumentación es decir que es absurdo poner una figura de ficción en un libro de leyes, y poner leyes en un libro de ficción. Lo primero es que Dios no es fruto de la ficción, y de serlo así, el creador de dicha ficción seria el hombre más genial que ha pisado esta tierra. Porque no hay, ni ha habido, un movimiento religiosos más impactante, más divulgado, más atacado, y más victorioso que el cristianismo. Usted olvida que es precisamente en ese libro de ficción donde aparece uno de los códigos éticos-morales más completos y del cual han bebido muchos pueblos para la elaboración de sus propios códices, nos referimos al Decálogo. Este no es más que principios universales de vida que están orientados a una relación armoniosa de forma horizontal, con los hombres; y de forma vertical, con Dios.

El tercer error que usted comete es creer que la Bandera Nacional tiene que complacer a minorías exigentes. Quienes fundaron la Republica Dominicana lo hicieron en un contexto y apegados a valores y verdades atemporales. ¿Quién ha dicho que la bandera o el escudo de un país tienen que satisfacer las preferencias de las diversas individualidades? Lo que prima es el sentimiento, el ideal que impulsó a hombres y mujeres valientes a forjar una nación libre.

El cuarto error que usted comete es no distinguir entre el cristianismo y el catolicismo. Usted no distingue entre religión y denominación religiosa; entre relación y ortodoxia. Vuelvo y repito, el cristianismo se trata de una relación con Cristo, no de un sistema litúrgico compuesto de letras muertas. Siempre he estado de acuerdo con los versos de Pablo Neruda al que haces alusión. Se ha hecho mucho daño en nombre de la religión. Ejemplo de eso son las Cruzadas y el mal llamado “Santo Oficio”. Pero quienes han hecho esto, no han sido verdaderos cristianos.

El quinto error que usted comete en su argumentación es decir que conviene sacar a Dios de la bandera, de la escuela, y de los juzgados. Y esto es un error porque ya se ha verificado que sin Dios la vida no funcionaria. Alguien ha dicho que si Dios no existiera habría que inventarlo. Y esto es precisamente porque sin Dios la vida sería insufrible.

La incapacidad de la vida de funcionar plenamente aparte de Dios fue visto por muchos desde el principio. Voltaire mismo no permitía que los hombres hablaran del ateísmo delante de las criadas. Él decía: “Quiero que mi abogado, mi sastre, mis valets, y aun mi esposa, crean en Dios; pienso que si creen así, me robaran menos y me estafaran menos”. (Citado por James Emery White en Tiempos peligrosos).

El sexto error que usted comete es citar la Biblia para darle validez o más fuerza a su propio  argumento. Si usted cree que la Biblia es un libro de ficción y que sus historias son fantasiosas y poco creíbles, porque la utiliza para apoyar su argumento. Además, usted saca de contexto el texto bíblico. Toda la vida debe verse desde la perspectiva bíblica, aun lo que uno le da al Cesar.
Usted propone sustituir la Biblia por la rosa de Bayahibe. Pero pregunto, ¿A cuántas personas ha transformado la rosa de Bayahibe? ¿A cuántas personas la rosa de Bayahibe los ha hecho nuevas personas? ¿Por quién ha muerto la rosa de Bayahibe? Esta petición no es nada menos que elucubraciones de una mente ociosa. La estulticia no puede ser mayor cuando creemos que podemos comparar la Biblia con una flor o a Dios con su creación. Pero la Biblia misma lo dice, que muchos dan culto a las criaturas antes que al Creador.

Termino repitiendo las palabras de mi pastor, el Lic. Andrés Ogando, cuando dice que los cristianos empatamos o ganamos. Si lo que dice la Biblia es mentira, el que no creyó en ella y el que creyó, morirán y quedaran en la tumba; pero si la Biblia es verdad (y yo creo eso y estoy convencido) el que creyó ganó, porque estará en la Gloria, pero el que no creyó, irá al infierno. Así que, de todas formas los cristianos evangélicos estamos en una mejor posición. Ya que ganamos o empatamos, pero nunca perdemos.
Es por eso que yo le invito a ponerse del lado correcto.

Angel I. Galvez
·         Graduado del Seminario Bautista Fundamental
·         Graduado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo como Lic. En Educación mención Filosofía y Letras.
·         Master en Docencia y Gestión Universitaria por la Universidad Católica Santo Domingo
·         Master en Formación del Profesorado en Lengua Española y Literatura por la Universidad a Distancia de Madrid (actualmente).


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